miércoles, 16 de febrero de 2011

La crónica:

Delegado del C.D. Santa María infantil: Guillem

Me decía un compañero que cuando ve un partido siempre espera al día siguiente para leer la crónica y comprobar qué opino y, sobre todo, cómo lo plasmo, que quizá sea más importante que el propio contenido. Ya saben, el estilo... Es un atractivo analizar los contenidos, las distintas formas de ver el fútbol, porque las crónicas no son otra cosa que eso. Al igual que los entrenadores se decantan por un estilo de juego y un sistema para sellar con su forma de ver el balompié a sus equipos, los cronistas también dejan su sello, su filosofía. Algunos son partidarios del juego defensivo y así lo defienden, otros de tener el balón, de la cantera, el de la garra, el de la conexión grada-césped.
Las crónicas también tienen un poco de atril. Desde esos espacios se intenta sentar crédito, dejar las impresiones sobre muchos aspectos, que a veces escapan a los espectadores. Muchos jugadores dejan de hablar con algunos cronistas sólo por una palabra que el futbolista entiende que está mal medida. Sin hablar de las puntuaciones... (punto y aparte)
El ego de ver la firma, de ver tu sello impregnado en una crónica, y de saber que la afición y el equipo está pendiente de ti... El cronista es el protagonista al día siguiente. Los papeles se intercambian...

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